Cuando entramos a un sitio y experimentamos sensaciones agradables podemos estar seguros que en gran medida se debe a una armónica selección de colores. Por el contrario, una determinada combinación cromática puede hacernos sentir avasallados. Indudablemente la paleta de colores es vital para generar cierta atmósfera. Incluso podemos conseguir que modifique nuestro estado de ánimo.
En las últimas décadas el ritmo de vida se volvió más vertiginoso y nos condujo a pasar muchísimas horas encerrados. Ni hablar en estos tiempos de pandemia donde esa realidad se masificó. Qué mejor oportunidad para observar el lugar que habitamos?
Con un poco de curiosidad y espíritu crítico intentaremos convertir esos sectores malogrados del hogar en espacios de bienestar.
A continuación comparto nociones básicas sobre la psicología del color, para iniciar el camino de dirigir y favorecer la experiencia sensorial en nuestro espacio.
Colores Cálidos
En el círculo cromático son fácilmente identificables porque ocupan la mitad dominada por el rojo y amarillo. Podemos decir que se asemejan a la luz del atardecer y tienden a provocar una sensación de cercanía. Transmiten vitalidad y alegría, y como se puede intuir, calidez. Son los favoritos a la hora de generar atmósferas acogedoras
Colores Fríos
Se asocian al agua y al cielo. Sugieren alejamiento y dan profundidad. Están contenidos en la mitad del círculo cromático regida por el azul, verde y violeta.
Son propicios en habitaciones y espacios de trabajo ya que Invocan serenidad y frescura. Pero ojo que utilizarlos solos puede generar tristeza.
Colores Neutros
Corresponden a los llamados “valores” que referimos en el post Introducción al mundo del color. El blanco, el negro y el gris, así como las variaciones sutiles que se les aproximen, son colores neutros. También incluiremos los fríos y cálidos de poca intensidad.
Este clan tiende a pasar inadvertido y permiten mediar el resto de los colores. Justamente eso los convierte en esenciales a la hora de crear armonías cromáticas.
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